En tiempos de recortes en
prestaciones sociales y pérdida de derechos laborales es cuestionada la
distribución del dinero recaudado por el Estado. Hay una cantidad de la que no
se habla: la que recibe la Iglesia católica por diferentes conceptos. Según la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, la cantidad antes mencionada se
desglosa de la siguiente manera:
249 de asignación IRPF destinada íntegramente al culto y que no es
una cantidad pagada exclusivamente por los católicos, sino descontada de la
“caja común”.
80 es la parte de la casilla de “otros fines” de IRPF que va a
diferentes proyectos de instituciones católicas.
2.000 sin impuestos: Exención IBI, patrimonio, licencia de obras,
¿IVA?…
4600 En sueldo de los 16.000 profesores de religión y financiación
de colegios concertados.
3.200 en dispensarios y centros de transeúntes; hospitales y
centros de salud dirigidos por ordenes religiosas.
25 es el sueldo de los religiosos que ejercen como capellanes en
cuarteles y cárceles.
500 recibe para financiar las labores de conservación del
patrimonio artístico propiedad de la Iglesia.
290 en eventos y asociaciones de ámbito local religioso.100 en la JMJ.
Inmatriculaciones, es decir, la potestad que tiene la Iglesia
católica de inscribir a su nombre bienes. De esta manera bienes que eran del
pueblo han pasado de la noche a la mañana a manos de algunos obispados.
La Plataforma en Defensa del
Pueblo Navarro estima que en los últimos años el Arzobispado de esta comunidad
ha inmatriculado más de un millar de propiedades (una cada tres días), según
datos del Ministerio de Justicia.
Un ejemplo: La Mezquita de
Córdoba. La Iglesia católica inscribió el inmueble a su nombre en el registro
de propiedad nº 4 de Córdoba. El tramité costó apenas 30 euros. La Mezquita
recibe más de un millón de visitas al año, la entrada cuesta 8 euros, sin
factura y considerada un donativo, y como tal probablemente exenta de impuestos.
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