Iglesia y policía
Las televisiones “oficiales” ofrecen imágenes de jóvenes seguidores de Raztinger cantando, alegres por la llegada de su ídolo de pasado nazi, encubridor de pederastas, mirada picarona y jefe de la más grande multinacional que jamás haya existido.
Estas mismas televisiones informan de la manifestación contra la subvención del Estado de esta visita, y en ella muestran las imágenes de la represión policial y apenas dejan un par de cortes o tres de no más de tres segundos para que el representante de una de las organizaciones convocantes narre cómo la policía cambió el recorrido de la manifestación hacia una calle estrecha llena de motos aparcadas y de bolardos. Del recorrido de la manifestación, el número de asistentes que multiplicó por treinta las previsiones y de los mensajes, apenas nada.
Desde el principio la Delegación del Gobierno en Madrid ha intentado prohibir dicha manifestación, pero la firmeza de los convocantes afirmando que se iba a realizar legalizada o no ha hecho que el gobierno cediera. En un primer momento pretendía que transcurriera por calles muy estrechas y escondidas. Mientras tanto, las huestes católicas ocupan una ciudad cual ejército invasor, hasta tal punto ocupan la ciudad que cuando la marcha laica llega a la Puerta del Sol hay centenares de éstos esperando la manifestación para increpar, provocar. Así fue y desafortunadamente hubo quien calló en la provocación. La estrategia estaba muy clara: criminalizar la protesta.
La policía impedía el libre paso y masacraba a quienes protestaban mientras defendía a los provocadores, jóvenes católicos.
Alguien puede pensar que exageramos, pero hay suficientes documentos gráficos que ratifican lo que exponemos. Ah, no estamos en la Edad Media, suponemos, en que la Iglesia tenía en el brazo ejecutor seglar para no mancharse las manos. Pero estamos en un momento en el que la más mínima crítica a la Iglesia, ésta que ha estado siglos juzgando y quemando personas, dice que se atenta contra la libertad religiosa.
Antes de la libertad religiosa está la libertad de conciencia, es decir, elegir si tener religión o no, si creer en un fantasma o no creer en nada.
La libertad de expresión se está viendo muy recortada. La policía cumple órdenes de un gobierno que se pone de rodillas ante el jefe de la Iglesia ¿Otoño caliente?
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